Becas para Cuba

La revolución cubana ha tenido entre sus ingredientes las ejecuciones, masacres, torturas, prolongados encarcelamientos y el exilio, que aún se manifiesta en un número significativo de cubanos que huyen en busca de la libertad.

Considerar como un «gesto desinteresado» de ayuda para la paz de Colombia el otorgamiento de mil becas para que militantes, guerrilleros y milicianos desmovilizados del grupo subversivo de las Farc estudien medicina en Cuba, es una actitud de peligrosa ingenuidad.

Cada año son seleccionados 200 hombres y mujeres, que –por el tiempo que duren sus estudios- tienen que “vivir bajo el compromiso real de no generar ni participar en actividades contrarrevolucionarias”, mientras se forman en el “servicio de la comunidad”, lejos de una “lógica mercantil con el único objetivo de hacer dinero”¹.

Sólo basta con recordar que el régimen castrista ha sido el gran promotor de las guerrillas en América Latina y que durante muchos años entrenó ejércitos como el M-19, que posteriormente se tomó el Palacio de Justicia, quemando vivos a sus magistrados.

Las becas se constituyen hoy en la mejor estrategia para propagar células revolucionarias adoctrinadas en marxismo. Es claro que la pretensión de Cuba no es otra distinta a mantener el reclutamiento sobre aquellos que durante años pertenecieron a los grupos terroristas y de esta forma, asegurarse de que sus ideas «revolucionarias» se mantendrán vivas.

A esto se suma la ausencia de voluntad de paz de los miembros de las Farc, que además de rearmarse y unirse a otros grupos subversivos como el ELN, han incumplido con lo acordado para lograr “una paz estable y duradera”.

Adicionalmente, quienes ahora aseguran estar “del lado correcto de la historia” y se ufanan de haber cambiado las balas por las ideas, tampoco han cumplido su palabra: Nunca entregaron los niños reclutados, no han reconocido sus delitos, no le han contado al país sobre las rutas del narcotráfico, la ubicación de los laboratorios de drogas y mucho menos, han devuelto los bienes que compraron con el dinero adquirido del negocio con los carteles y mafias más peligrosas del mundo.

Este hecho se evidencia en las cifras entregadas por la SAE –Sociedad de Activos Especiales-, entidad designada para la administración de los bienes inventariados por las Farc, en el marco de la implementación del Acuerdo.

La entidad reveló que de los bienes declarados en 2018, no se ha conseguido prácticamente nada; y de los inmuebles, solo el 1,11% ha sido entregado.

De las caletas reportadas, sólo se registra el 17% de entrega; mientras la devolución de joyas, vehículos y semovientes continúa en el cero por ciento.

También, hasta noviembre del año pasado sólo se registraban 3.500 millones de pesos en efectivo de todo el dinero que pudo haber recibido la guerrilla, cuyo sustento económico se desprendía de la combinación de cocaína, secuestro, extorsión y minería ilegal.

Cualquier país garante, al conocer este nivel de incumplimiento, se habría abstenido de seguir otorgando beneficios a los exmiembros del grupo subversivo, pero aquí el interés de Cuba a través de sus “becas”, se aleja completamente de la justicia y la legalidad.

El Gobierno colombiano debe negarse a recibir este tipo de regalos, que no son más que un dulce envenenado para nuestra sociedad. Creerle a un comunista es apretar el gatillo del arma que apunta contra uno mismo. Mal juego. Peligroso para la supervivencia del Estado.


  1. Convocatoria Programa de Becas de Medicina en Cuba 2020: https://instituciones.sld.cu/elam/