Resumen
Desde su creación en 2023, el Ministerio de Igualdad ha enfrentado críticas por su baja ejecución y actualmente se evidencia que no ha podido consolidar un equipo de funcionarios capacitados para atender adecuadamente a personas en condición de discapacidad visual y auditiva. Teniendo un presupuesto de $1,8 billones, sus esfuerzos se han limitado a 4 capacitaciones iniciales de algunos funcionaros de la entidad logrando únicamente la formación de un funcionario en cultura sorda. Este panorama refleja una gestión deficiente que cuestiona su compromiso con la inclusión social.
Palabras clave
- Ministerio de Igualdad
- Discapacidad visual
- Discapacidad auditiva
- Inclusión
- Capacitación
Introducción
El Ministerio de Igualdad fue creado con el propósito de reducir las brechas de inequidad en Colombia y garantizar derechos a poblaciones vulnerables. Sin embargo, la atención a personas con discapacidades visuales y auditivas, un sector crucial para una verdadera igualdad y equidad, es casi inexistente. Este documento analiza los nulos esfuerzos realizados por el Ministerio en esta área, destacando las deficiencias en la formación de personal especializado a pesar de contar con un amplio presupuesto.
Desarrollo
El Ministerio de Igualdad asumió la responsabilidad de atender las necesidades de personas en condiciones vulneravles dentro de las cuales se puede enmarcar a las personas con algún tipo de discapacidad. Este entidad en aras de cumplir con el mandato del artículo 13 de la Constitución Política, tiene el compromiso ineludible de tener en sus oficinas y en lo concerniente a sus funcionarios, los medios para poder brindar atención a personas en situación de discapacidad con la finalidad de ofrecer verdaderos programas inclusivos y efectivos. Sin embargo, a más de un año de su creación, solo un funcionario ha sido capacitado en cultura sorda, y las capacitaciones realizadas no han resultado en una estructura consolidada de atención.
Además, el hecho de que los funcionarios y el Ministerio no ofrezca suficientes garantías y pueden materilizarse barreras para las personas con discapacidades visuales y auditivas para garantizar su participación en los programas que ofrece la entidad así como en procesos sociales. La falta de avances pone en duda la capacidad del Ministerio para cumplir su función y generar impactos significativos en la vida de estas comunidades.
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Conclusión
El Ministerio de Igualdad, pese a contar con un presupuesto amplio, ha mostrado una gestión deficiente en la atención a personas con discapacidades visuales y auditivas. Las acciones realizadas hasta ahora no responden a las necesidades urgentes de este grupo poblacional ni a los principios de equidad que justificaron la creación del Ministerio. Es imperativo que se desarrollen estrategias concretas y sostenibles que permitan consolidar equipos capacitados y garantizar la verdadera inclusión efectiva de las personas con discapacidad en Colombia.