Este 31 de diciembre renovaré mis expectativas como ciudadana, luego de que el Centro Democrático y las coaliciones de segunda vuelta presidencial, lograran el triunfo para recuperar el poder; bajo el legado de las políticas que transformaron a Colombia en el año 2002, de la mano del Presidente Álvaro Uribe.
Pediré doce deseos, uva a uva, pensando en cómo construir un país que recoja los anhelos de los electores.
Primera uva: Acabar con la corruptela que nos dejó Santos. Deseable que todos los jefes de Control Interno rindan cuentas periódicamente a Presidencia de la ejecución del gasto público de cada una de sus entidades, previendo aquellas situaciones de vulnerabilidad para evitar el daño fiscal y la robadera.
Segunda uva: Que la cúpula militar renovada recupere el fuero militar y las garantías judiciales para quienes arriesgan su vida y se sacrifican por nuestra libertad. Que se exija que todas las investigaciones estén ajustadas al DIH y a los manuales operacionales.
Tercera uva: Que avancemos en la lucha contra el narcotráfico recuperando el control de territorios vedados para el Estado, a través de planes de desarrollo coherentes con la demanda nacional y sin atender las demandas de aquellos que pretenden tener control territorial y apropiarse de los recursos públicos.
Cuarta uva: Que se genere un subsidio a la demanda, para que los estudiantes de clases menos favorecidas accedan a la educación superior privada. Entretanto se debe auditar el gasto de la educación pública para ampliar su oferta con calidad académica. No más barril sin fondo de prebendas a rectores y consejos directivos.
Quinta uva: Que se ajuste el presupuesto desmedido de la JEP para que no sea la cueva burocrática de la izquierda.
Sexta uva: Que los jueces de la JEP sean relevados si no cumplen con el principio de imparcialidad. No más jueces ideologizados con sesgos para aplicar justicia sobre nuestra fuerza pública y otorgar impunidad a las Farc.
Séptima uva: Que se limiten las funciones de la JEP al acuerdo. Que no usurpe decisiones relacionadas con la extradición. “El que la hace la paga”, así sea Santrich.
Octava uva: Que se haga justicia en el caso de Andrés Felipe Arias y le sean respetados sus derechos y garantías constitucionales. Sí a la doble instancia para que pueda demostrar su inocencia.
Novena uva: Que el Presidente Duque gobierne con el partido que lo eligió. El Centro Demócratico tiene la obligación política de legitimar las promesas de campaña apoyando al gobierno desde el Congreso y el Presidente la de gobernar honrando el compromiso con millones de electores.
Décima uva: Que la Fiscalía imponga su autoridad, ubique y capture a los prófugos cabecillas de las Farc que se burlan de sus propios acuerdos de paz, los lleve a la justicia ordinaria para ser juzgados y, si corresponde, extraditados por narcotráfico.
Decimoprimera uva: Que se recorte el gigantesco Estado burocrático que nos dejó Santos y se ahorren recursos eliminando agencias inútiles y embajadas que no cumplen ninguna función. Los colombianos estaríamos complacidos con estas decisiones.
Decimosegunda uva: Que se reforme la Ley 1448 de Víctimas y Restitución de Tierras. No más despojos infames contra propietarios y poseedores de buena fe, en su mayoría campesinos y también víctimas, que ven arrebatado su único medio de subsistencia por cuenta de un estado ladrón. Restitución sí, pero sin despojo.
Doce deseos que, de cumplirse, llevarían a este gobierno a ocupar un lugar de honor y gloria en la historia de Colombia.
Un brindis y salud, por usted, Presidente Duque, por su partido, por Colombia y por todos nosotros.
La noticia de la semana pasada fue la ausencia de quorum en la aprobación de la conciliación, mediante el instrumento dictatorial del “Fast Track”, del…