Los desaparecidos que aparecen y otras muchas historias.

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Bogotá 4 de junio de 2017.

Los desaparecidos que aparecen y otras muchas historias

Colombia es un país de realidades paralelas. Una, la única verdad que muchos conocemos y otra, la que los grupos afines a la izquierda comunista le  muestran al mundo mediante la vieja estrategia de «inversión revolucionaria».              

Varios episodios emblemáticos de la historia reciente de Colombia son la prueba fehaciente de la trampa orquestada bajo esta estrategia  de izquierda que permeó el aparato judicial, la Fiscalía General de la Nación y los medios de comunicación, en la que cayeron el Estado y la opinión pública.

Sólo el tiempo se encargó de demostrar poco a poco que los famosos desaparecidos del Palacio de Justicia, son tan inexistentes como la «bomba cluster» de Santo Domingo, supuestamente lanzada por la fuerza aérea pero que en realidad fue un camión bomba instalado por las farc en alianza con el ELN; como las 53  víctimas de la masacre de Mapiripán, que en realidad fueron 7.

El Estado colombiano, presionado por la ávida izquierda que se valió de los «buenos oficios» de los colectivos de abogados, sucumbió a las argucias de los grupos terroristas para «hacer parecer» lo que nunca fué y para crear una realidad inexistente hasta convertirla en verdad ante la opinión de un país entero.

El Coronel Plazas Vega y el General Arias Cabrales por el Palacio de Justicia,  los pilotos de la Fuerza Aérea, por Santo Domingo y el General Uscátegui por el caso Mapiripán, fueron convertidos en monstruos ante el país.

Al Coronel Plazas lo hicieron responsable de la desaparición de once personas, cuyos restos han ido siendo identificados porque reposan en la propia Fiscalía y las circunstancias han demostrado nula correspondencia con los hechos delictivos imputados en su momento. La realidad es que los «desaparecidos de Palacio» son cuerpos sin identificar o que han sido entregados a otros familiares de manera equivocada.

Todo un entramado maquiavélico entre los perpetradores de la masacre, las unidades de Derechos Humanos, la justicia infiltrada y grupos de abogados cuyo único objetivo era graduar a los terroristas de víctimas y convertir a los héroes en victimarios.   Además de cobrar un botín sin precedentes.

Los pilotos de la Fuerza aérea fueron otros que, en Santo Domingo (Arauca) el 12 de Diciembre de 1.998, en defensa de la infantería   del Ejército que iba a ser masacrada  por el frente 3 de las Farc, entraron su armamento en la mata de monte, para dos años después aparecer los restos de una supuesta bomba cluster en la mesa de una casa y que sirvieron para un presunto fraude, que aún se está investigando e inculpar a la Fuerza Aérea.  En realidad existen pruebas técnicas  y testimonios de
desmovilizados y condenados de la farc que dan cuenta de un camión bomba instalado por ellos y que se les explotó, dejando numerosas víctimas que sólo son víctimas de los terroristas, no del Estado colombiano.

El General Uscátegui fué otra víctima de esta misma alianza a quien inculparon por responsabilidad en una masacre que en efecto ocurrió, en Mapiripán (Meta), entre el 15 y el 20 de Julio de 1.997 donde las víctimas, originalmente siete a manos de los paramilitares, fueron aumentando hasta llegar a 53 y cuyos testimonios falsos fueron usados para ganar una millonaria demanda al Estado colombiano.                   

(En la próxima entrega: Cómo se derrumbó el proceso por los desaparecidos, el papel de juez y fiscal en caso contra Plazas, las nuevas pruebas de la falsa bomba de Santo Domingo y las mentiras del caso Mapiripán).

7 comentarios en “Los desaparecidos que aparecen y otras muchas historias.”

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